viernes, 2 de noviembre de 2012




Bienvenidos al blog de FORVM MMX. Desde este sitio queremos seguir aprendiendo de las historias de Cástulo. Es nuestra intención contaros y que nos contéis. A lo largo de los meses os contaremos información básica sobre Cástulo (para el que no lo conozca), os plantearemos problemas de investigación que van surgiendo en nuestro día a día, nos gustaría que nos contarais vuestras experiencias, las experiencias y vivencias del viajero y trataremos en definitiva, de compartir con vosotros los hallazgos más relevantes del yacimiento.
Para comenzar, lo básico:
Cástulo (en latín Castulo, y en íbero Kastilo) se encuentra en una de las terrazas de la margen izquierda del río Guadalimar, afluente del Guadalquivir. Allí tenemos, a tan sólo cinco kilómetros de Linares, en la provincia de Jaén, la ciudad iberorromana, lista para desvelarnos sus secretos. Desde 2011, en que se creó el Conjunto Arqueológico de Cástulo, FORVM MMX viene continuando la labor investigadora que muchos otros iniciaron antes, como es el caso de José María Blázquez.



En Cástulo, tenemos más de cuarenta siglos de historia repartidos en una superficie de 76,5 hectáreas de titularidad pública, y las más de 3.200 hectáreas de su entorno declaradas Bien de Interés Cultural en 2011, que abarcan las fases prehistórica, ibérica, púnica, romana, visigoda, musulmana y cristiana. Ahora mismo, en FORVM MMX, estamos realizando excavaciones arqueológicas que han sacado a la luz restos de edificaciones públicas, concretamente, un  posible templo de época imperial, fechado entre los siglos I y II d.n.e., que cuenta con un pavimento de mosaico en un gran estado de conservación, que muestra escenas mitológicas como el juicio de Paris y el mito de la diosa Selene (o Luna para los romanos), así como muros estucados con motivos geométricos y decoraciones florales. También se han hallado dos lucernas, en la zona identificada como el mercado, que presentan el símbolo de la menoráh, lo cual podría indicar la existencia de una comunidad judía en Cástulo durante esta etapa.

Yolanda Jiménez, arqueóloga del equipo, nos deja una excelente descripción del mosaico:

"En la excavación del edificio que venimos realizando, desde la campaña anterior, destacamos como parte del pavimento el emblema que constituye el elemento más destacado y principal del mosaico. De forma rectangular y polícromo reproduce la composición de “esquema a compás” formada en nuestro caso, por dos círculos centrales, semicírculos laterales y cuartos de círculo en los cuatro ángulos.
En los mosaicos se realiza una representación para  transmitir un mensaje, que en nuestro caso está caracterizado por su temática mitológica y probablemente determinados por su carácter heroico. En cada círculo central, de este emblema, se escenifica un momento concreto del mito del Juicio de Paris, por un lado, y por el otro, del mito de la diosa Luna y Endimión. En el primero, se está escenificando el momento en el que Mercurio le ofrece al pastor Paris, que cuida su rebaño de bueyes y acompañado de su perro, la manzana de la discordia. Esta manzana está en el centro del círculo, resolviendo en un plano superior la elección de una de las tres diosas: Minerva, Juno y Venus. Por su parte, en la siguiente escena, se representa, en el plano superior, la diosa Luna en su carro de caballos reconocible porque lleva una media luna sobre su cabeza cuando va a visitar al pastor Endimión, mientras duerme, acostado en su cueva representado en el plano inferior.


Resueltas estas escenas centrales, destacamos los cuartos de círculo en los que están representadas las Cuatro Estaciones, que están personificadas con los distintos atributos que caracterizan cada estación, partiendo de Invierno, le acompaña una rama de muérdago bien diferenciado por sus frutos y hojas, como corona diversas ramas secas típicas del invierno y portando a su vez un manto que le cubre la cabeza, el uso de teselas con una gama de colores fríos enfatizan aún más esta estación; siguiendo en sentido contrario a las agujas de reloj, la Primavera tiene una corona de flores con una gran riqueza de color; corona de espigas, el Verano, mientras que Invierno, no conserva sus teselas, pero es probable que llevara en los laterales racimos de uvas. Además, interpretamos que también está representando las distintas etapas de la vida, niñez, juventud, madurez y senectud o vejez.
En los medios círculos los protagonistas son erotes cazando. Y en este caso, como el emblema es rectangular en los extremos superior e inferior las escenas están caracterizadas por su simetría, están protagonizadas por un erote cazando una liebre o conejo, mientras que en los laterales, son otras dos escenas de caza, por un lado un erote cazando una perdiz y por otro un faisán, en ambos casos, el erote intenta engañar a las aves respectivamente ofreciendo un racimo de uvas. Mientras que en la caza de la liebre, el erote deja su carcaj en el suelo junto al arco para coger al animal de las patas traseras mientras el conejo está huyendo.
Por último, en el espacio comprendido entre el entramado de círculos, en las figuras romboidales, se completa este espacio con las representaciones de animales como un caballo y león saltando, jabalí y ciervo en celo una leona y tigresa en las que destacan por sus ubres repletas para amamantar a sus crías.
Estas escenas nos sugieren fertilidad, prosperidad, abundancia…
No obstante, hay que destacar en este mosaico la calidad técnica tan conseguida no sólo por la utilización de teselas de pequeño tamaño, comparado con las alfombras laterales, sino que además por la rica y variada utilización del color con teselas de pasta vítrea, el conocimiento anatómico que determina una ejecución minuciosa en la creación de volúmenes por ejemplo, no sólo en los músculos y los distintos torsos desnudos, sino también en los propios animales representados, que nos confiere una expresividad de las escenas con un movimiento y dinamismo acentuado además por el frecuente sombreado de las figuras muy cercana al carácter pictórico."